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10 abril 2006

Cenicero

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Cenicero

Escudo de CeniceroBandera de Cenicero
Localización de Cenicero

Imagen representativa de Cenicero

Topónimo oficial{{{topofi}}}
PaísEspaña Bandera de España
Organización: 
 - Com. autónoma La Rioja Bandera de La Rioja
 - Región Rioja Media
 - Comarca Logroño
Código postal26350
Localización: 
 - Latitud42,48º N
 - Longitud2,63º O
Superficie31,76 km²
Altitud489 m
DistanciaLogroño: 20 km
Fundación
Población: 
 - Total2.052 hab., (INE, 2005)
 - Densidad64,61 hab./km²
Gentiliciocenicerense
Alcalde Lorenzo Francia González
(PSOE, 2003-2007)
Hermanamientos 
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Sitio webAyuntamiento


Economía: La dedicación primordial de sus habitantes es la agrícola , dentro de ésta la vitivinícola, complementándose con las actividades industriales de la elaboración del vino y sus derivados.



Cenicero, Ciudad Muy Humanitaria


Cenicero se ganó el título de «Ciudad Muy Humanitaria» por un ejemplar comportamiento con motivo del accidente ferroviario del puente de Torremontalbo en 1903, donde se registraron 43 muertos y más de 80 heridos. Este episodio, unido a su resistencia durante el asedio de los días 21 y 22 de octubre de 1834 para defender los ideales de libertad y el trono de Isabel II descubren en profundidad el alma de Cenicero y trazan con rasgos definitivos la trayectoria histórica de esta singular Ciudad de La Rioja. Por eso el gran escritor Mariano de Cavia expresó toda su admiración por esta ciudad con las siguientes palabras:

Al pasar por Cenicero hay que quitarse el sombrero.


DEFENSA DE LOS URBANOS DE CENICERO FRENTE AL EJÉRCITO CARLISTA. El 21 y 22 de octubre de 1834 tuvo lugar el asedio a la torre de Cenicero por los carlistas. La Milicia Urbana de Cenicero, de unos 40 hombres, resistió bizarramente durante 26 horas seguidas a las tropas de Zumalacárregui, de unos 5.000 soldados. Hubo escenas patéticas. Los carlistas obligaron a Doña Benita Hernáez, que tenía dos hijos encerrados en la iglesia, para que les intimidase a la rendición obteniendo a cambio perdón; doña Benita les conminó a resistir con estas palabras:" Hijos míos: me obligan a que os diga que entreguéis las armas, pero yo os aconsejo que os defendáis hasta el último aliento; y si me traen por delante con vuestras hermanas, matadnos antes que rendiros".Sus hijos conmovidos la obligaron a encerrarse con ellos. Los Urbanos de Cenicero, con solamente 1.800 cartuchos, resistieron desde las once de la mañana hasta el anochecer del día 21 en la puerta de la iglesi , con algunos agujeros como troneras. Zumalacárregui tomó el fortín por la noche, obligando a los urbanos a encerrarse en la Iglesia formando otro débil parapeto, desde dónde siguieron contestando con cartuchos y tejas durante toda la noche. Zumalacárregui hastiado de sus infructuosos resultados decide dar fuego a la iglesia quemando altares, órgano, imágenes etc. utilizando para avivar el fuego mobiliario de las casas de Cenicero. Tratando de endurecer los efectos del fuego echaron en él cuanto pimiento molido y sin moler había en el pueblo. No murió ni uno solo de los encerrados en la torre, único lugar que se salvó de las llamas gracias a un aire castellano que inclina las llamas a la parte opuesta de la torre. El balance de las fuerzas carlistas fue de unos 60 muertos y más de 80 heridos. A las once del día 22, tras 26 horas de lucha, Zumalacárregui abandona Cenicero ante el temor de la llegada de auxilio, diciendo:"Bien merecen esos valientes ser premiados, si cosa mía fuera, no echaría en olvido su heroísmo". Esta gesta heroica se celebra con admiración y asombro en toda España, traspasando fronteras. La reina otorga a estos valientes medallas de oro en forma de estrella, doce de los más distinguidos son condecorados con la cruz individual de Isabel II. Económicamente, por suscripción en varias provincias de España y del extranjero, se alivia a los urbanos , cuyas casa habían sido saqueadas por las tropas de Zumalacárregui. Fundada la Sociedad y Cofradía de Los Urbanos se celebra su fiesta el 22 de octubre hasta 1936. En 1887 se acordó levantar un monumento a la memoria de los héroes, encargándose la ejecución de una estatua de la Libertad a don Niceto Cárcamo de Briones. El ayuntamiento donó 300 pesetas, y la Sociedad de Milicianos los fondos que tenía; el Duque de la Victoria 100 pesetas; Sagasta 250 y otras 100 el Marqués de Reinosa. El 27 de octubre de ese mismo año se coloca en la plaza de Cantabrana hasta 1936 .En 1976, gracias al entusiasmo de un grupo de cenicerenses era reinstaurada nuevamente en esa misma plaza con un nuevo pedestal, obra de los escultores Dalmati-Narvaiza. En 1.997 se celebra el centenario de la Estatua de La Libertad. Con tal motivo se crea una comisión que se encargada de coordinar y organizar los actos que se celebraron a lo largo de todo el año en memoria de La Libertad. De todos los actos, el mas significativo fue el cambio de estatua. En este pedestal, se encuentra una placa con los nombres de los protagonistas de esta gesta. Con motivo del Centenario de La Estatua de La Libertad, en 1997 se llevaron a cabo una serie de actos creando una Comisión encargada de organizarlos. También se hace una réplica en bronce de la estatua porque con el paso del tiempo se encuentra muy deteriorada, produciéndose un nuevo cambio y descansando la auténtica de hierro en el Vestíbulo de la Casa de Cultura "Las Monjas".

CATÁSTROFE DE TORREMONTALBO Hacia las tres de la tarde del día 27 de junio de 1903 un calor sofocante abrasa el ambiente en las inmediaciones de Torremontalbo. El tren correo de Bilbao a Castejón, número 160, con puntualidad ferroviaria , atravesaba la curva del puente de hierro de esta localidad ; la velocidad bamboleaba al tren que zigzagueaba en aumento desembocando en el barranco del río Najerilla, los maquinistas no pudieron evitar que el tren se estrellara en el suelo. Ésta catástrofe había sido presentida por los pueblos de alrededor y especialmente por el Conde de Hervías, Don Trinidad Manso de Zúñiga quién en numerosas ocasiones se había quejado del estado del puente. Al lugar de la catástrofe acudieron al escuchar el estruendo y los lamentos los agricultores de Cenicero, Don Trinidad, su hija y criados. Don Saturnino Hernández, vecino de Cenicero, corre con urgencia a avisar al alcalde interino de la localidad ,Don Francisco Montejo quiénes en una dolorida llamada de socorro reúnen a todo el pueblo de Cenicero con mantas, colchones, trapos y todos los enseres de primeros auxilio. Corre Baltasara Alonso, mujer del peón caminero que tenía su casa en la carretera de Torremontalbo, quien al límite de sus fuerzas para cuando llegaron los de Cenicero había transportado sesenta cántaros de agua para las víctimas. Cuando llegaron los primeros a socorrer el tren se bamboleaba y crujía pareciendo que se iba a desplomar otra vez de un momento a otro. Entre los retorcidos hierros se alzan gritos de dolor, llanto de impotencia y lo peor el silencio de la muerte. Una mujer salvó a su hijo de siete meses arrojándolo por la ventana antes de perder la vida, el maquinista grita "agua, agua…" antes de fallecer, otro grita pidiendo que lo saquen aunque sea perdiendo el brazo. En Cenicero solo se escucha las campanas de la torre que tocan a arrebato.¿Dónde están sus gentes?.Todos en Torremontalbo ,algunas mujeres volvían a preparar el hospital , las escuelas , otros en el lugar de la catástrofe transportando agua para aplacar la sed, vigilando equipajes para evitar el pillaje, consolando a los heridos, sacando heridos entre hierros retorcidos en fin todos en Torremontalbo con un fin común unidos. Y allí no faltó nada sobraron mantas, colchones y palabras de consuelo para los supervivientes. Todos los habitantes de Cenicero conmocionados abandonan sus quehaceres corriendo a asistir a las víctimas. Por la noche en el rescate se iluminan con antorchas y faroles por si queda gente en los amasijos de hierros. Todos ayudaron, todos sin distinción de clase. Las casas de Cenicero se convirtieron en un hospital infatigables los cenicerenses rescataron en menos de nueve horas sin medios adecuados, ya que hasta la media noche no llegó el tren de Logroño con el material necesario, la práctica totalidad de los heridos y a los muertos. Su valor se prolongó varios días primero enterrando en su cementerio a los 43 muertos que perecieron y luego en sus hogares curando y cuidando a los heridos sin recibir , ni admitir nada a cambio. El alcalde Señor Montejo pregona un bando rogando se pongan colgadura negras en los balcones y que no se note en la gente joven el menor átomo de alegría propios de días festivos. Don Gabriel Jiménez, párroco de Cenicero, El Conde y condesa de Hervías, Manuel Aguirre, guardia civil, Don Francisco Montejo, alcalde interino de Cenicero y todo el pueblo de Cenicero y Torremontalbo sin ninguna excepción dieron muestras de una increíble entrega. Aunque no se puede resaltar un héroe , ni alabar un comportamiento sino la unanimidad de todos , a los que hay que agradecerles la salvación de muchas vidas la historia ha resaltado uno el de Doña Concha Manso de Zúñiga, la heroína de Torremontalbo, quizás por el rango de su cuna se convirtió en el símbolo de la caridad, adquiriendo su comportamiento resonancia nacional. Los cenicerenses se entregaron de tal forma en la ayuda que hubo personas que no aparecieron por su casa en una semana. La catástrofe de Torremontalbo por desgracia no pudo compararse a ninguna de las ocurridas entonces en las vías férreas porque la cifra de heridos y muertos pasó de una centena. Por encima de la anécdota queda el espíritu de un pueblo que emociona con su comportamiento en momentos difíciles o trágicos; es este espíritu el que hace posible escribir gestas únicas en la historia y es este espíritu el que le hace acreedora del Título de Ciudad, la octava de La Rioja la última en tiempo y en habitantes pero igual de grande por su lealtad . El 19 de enero de 1904 Cenicero villa generosa recibió el premio a su altruismo, a su tesón a la voluntad unánime de la ayuda humanitaria en una hecatombe, su majestad el Rey Don Alfonso XIII le concede el Título de Ciudad.

Subsecretaria Sección 1ª Negociado 1º S. M. El Rey(q.D.g.) se ha dignado expedir por este Ministerio el Real Decreto siguiente: "Deseando dar testimonio público de Mi Real aprecio a la villa de Cenicero con motivo del humanitario proceder de sus habitantes en la catástrofe del punete Torremontalbo ocurrida el día veintisiete de junio del año próximo pasado: . Vengo a concederle el título de Ciudad. Dado en Palacio a diez y nueve de Enero de mil novecientos cuatro.-Alfonso.-El Ministro de la Gobernación, José Sánchez Guerra». De Real orden lo digo a V.S. para su conocimiento y satisfacción de la corporación que tan dignamente preside. Dios guarde a V.S. muchos años Madrid-19 de Enero 1.904

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